Familia Flores y Garcia
De mi tierra bella Mexicana
La Tierra de la Oportunidad
En 1934, el hermano de mi abuelo dejo su familia para empezar a ganar más dinero. Dinero que su familia de su rancho pequeño en Michoacán, México necesitaba. Había sido afortunado en que encontró empleo en la gran ciudad de Chicago, Illinois sin tener que esperar mucho tiempo, en la compañía de “Klasen”. En poco tiempo estaba mandando suficiente dinero a su familia en el rancho, que mando por su hermano, mi abuelo Luis. El se reunión con su hermano mayor y juntos trabajaron para poder seguir mandando dinero a México, para poder darles una vida mejor a su familia. En dos años el hermano menor llego también en Chicago y consiguieron empleo en una fábrica haciendo partes para carros, “Fel-Pro” en la ciudad de Skokie, Illinois. Envés de regresar a México, se quedaron en donde las oportunidades eran más numerosas y más seguras para empezar sus propias familias.
Con el Amor
Durante la época en la cual mi abuelo Luis vivía en Chicago él y sus hermanos empezaron sus familias. Mi mamá, Victoria, fue su primera hija, sería la mayor de cuatro hijos, los cuales cada año hacia el propósito de regresar a México y visitar familiares y amigos. En una de esas visitas a Valle de Santiago, Guanajuato, México, fueron a ver un amigo, Guadalupe. Mi madre y el hijo menor (de once) de Guadalupe se conocieron, tenían 20 y 24 años. Fue el principio del amor que los llevaría, mi mamá a dejar detrás sus estudios universitarios y mi papá su familia y país natal. Se casaron en la parroquia de Valle de Santiago y en después de un tiempo corto, mi mamá regreso a los Estados Unidos, mi papá se quedo para trabajar las tierras de la familia y ahorrar suficiente dinero para cruzar la frontera como “mojado” o ilegal.
Quédate
El sueño de mi padres era tener sus hijos en los Estados Unidos, conseguir un buen trabajo y luego regresar a México. Quería tener suficiente dinero para comprar tierra y casa, todo lo necesario para sus hijos, pero en la tierra que amaba. Yo crecí, su primera hija de cuatro hijos, en México, y después de ver cómo iba la economía, la educación y comparando las oportunidades que tendríamos nosotros, sus hijos, a los Estados Unidos, se decidió regresar y permanecer en los Estados Unidos.
Como las Monarcas
Cada año tratamos de visitar nuestra familia en México y por lo menos escapar el frio del “Norte”. He visto lo que la jornada de la inmigración le hace a una persona y he notado que aunque el cuerpo físico está ubicado en cierto lugar, el corazón tiene raíces. En este caso más que nada, alas para el vuelo de regreso.