Luchar contra el cáncer?
Un mandato social bélico
Repetidas veces escuchamos esta frase cliché que a modo de mandato propone una guerra. Y sabemos que una guerra es más muerte.
La enfermedad en el cuerpo es una organización defensiva que usamos como mecanismo de defensa contra la angustia. Está sustentada por mecanismos inconscientes, y tiene la finalidad de mantener un equilibrio y una defensa frente al dolor psíquico. Los contenidos psíquicos dolorosos son aislados conformándose así un "cortocircuito" en la actividad de elaboración psíquica.
Pero qué significa luchar?
Partiendo de una multiplicidad causal que converge en el sujeto en un momento dado -herencia, red familiar, social, franja etarea, condiciones socioeconómicas, características del suceso que deviene traumático-, la enfermedad somática se caracteriza por un fenómeno de descarga, un fenómeno implosivo porque la descarga se dirige al mismo cuerpo, produciendo síntomas. Manifestación directa del Instinto de Muerte, como el sujeto no cuenta con recursos para enfrentarlo, el síntoma somático busca conservar el Instinto de Vida, lo que mostraría al síntoma como una defensa. Pensemos en el cáncer: básicamente se trata de células que se reproducen en forma anárquica e indiferenciada, no muriendo cuando deberían haber ya cumplido su ciclo: carecen de apoptosis o muerte celular programada. Es irónico, no? Seguir viviendo a costa de comprometer seriamente a todo el organismo.
Qué sucede en otros organismos cuando las células se niegan a morir.
Más abajo se ve un proceso de proliferación celular anárquica en un cactus (carcinogénesis), pero el mismo no produce la muerte del ejemplar debido a que carece de órganos internos.
Las células cancerígenas son células de nuestro mismo organismo que, frente a una agresión, se han adaptado para seguir viviendo. En los seres humanos esto depende mucho de su localización del tumor primario como de sus metástasis, pues muchas veces pueden darse tumores de gran tamaño asintomáticos (por ejemplo el tumor renal), como tumores de rápida sintomatología (SNC). El cáncer mata al competir contra el propio organismo, o por efectos adversos de la propia terapéutica, he aquí este fino equilibrio donde un empate no es malo.
La lucha cede cuando la palabra surge.
En los pacientes que están atravesando una enfermedad oncológica la lucha puede tomar la forma del enojo, la resignación, la de la culpa - "algo habré hecho para enfermar"-, la del absoluto azar. La connotación bélica de este mandato puede llevar a reforzar mecanismos de defensa patológicos, porque justamente uno lucha con las herramientas y recursos que tiene a su disposición. Por ejemplo:
- Reforzar aún más conductas sobreadaptativas a los requerimientos del medio, donde el sujeto es lo que los otros esperan de él.
- Mecanismos de control omnipotentes y de negación.
- Limitar aún más el mundo interior, la fantasía.
- Dificultades para autopercibir los estados afectivos, incapacidad de distinguir un afecto del otro, tanto dolorosos como placenteros.
Por eso es importante poder poner la angustia en palabras, pero no en cualquier palabra, sino en aquellas donde el sujeto pueda reconocerse a sí mismo y construir nuevos sentidos a sus vivencias. El cáncer es un acontecimiento potencialmente traumático y como tal, debe encontrar un camino de elaboración a través de la palabra, lo cual va a incidir en la mejor calidad de vida.
"Es un suicidario", me dijo él, una vez un amigo en común.
"No un suicida, sino un suicidario, repitió, alguien que le gusta matarse a poquitos". Mario Vargas Llosa.
Liset Feider
Lic. en Psicología
HANSI INSTITUTO DE MEDICINA INTEGRAL
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