EL IMPERIO
EL ALTO IMPERIO
EL IMPERIO
Con Augusto se inaugura el Imperio.
Un sistema en el cual el poder político real estaba en manos de un solo individuo, el emperador, en virtud de su imperium maius y de la auctoritas derivada de la tribunicia potestas y secundariamente de los otros títulos concedidos al emperador. El Senado quedó reducido a un órgano de apoyo de ese poder político.
Se puede dividir en dos etapas:
La 1ª etapa:
Alto Imperio
La 2ª etapa:
Bajo Imperio
ALTO IMPERIO
Es el nombre con el que normalmente se conoce la primera mitad del periodo histórico que cubre el Imperio romano, y que comprende su auge, en plena expansión del modo de producción esclavista y de todas las expresiones de la civilización clásica, bajo el sistema de gobierno denominado Principado tal como lo estableció Octavio Augusto a finales del siglo I a. C., hasta la dinastía de los Severos.
LAS DINASTIAS DEL ALTO IMPERIO
Tres grandes dinastías
se sucedieron después de Augusto.
La dinastía Julio-Claudia (14-68) representó a la alta aristocracia romana. Los emperadores Tiberio (14-37), Calígula (37-41), Claudio (41-54) y Nerón (54-68) consolidaron el sistema imperial reforzando su poder absoluto.
La dinastía Flavia (69-96), a la que perteneció el propio Augusto, representó a la burguesía italiana. Vespasiano (69-79),Tito (79-81) y Domiciano(81-96) hicieron un notable esfuerzo por reorganizar el imperio.
La dinastía de los Antoninos (96-192), instaurada por Nerva(96-98), representó a los romanos de provincias y significó el establecimiento de una política menos autoritaria. Destacaron Trajano (98-117); Adriano (117-138); Antonino Pío (138-161) y Marco Aurelio (161-180).
DINASTÍA JULIO-CLAUDIA
Se conoce a esta dinastía por Julio-Claudia porque sus miembros descendían de dos gens de rancio abolengo senatorial de la Antigua Roma, los Julios y los Claudios.
Además, la familia imperial incluía ascendientes y ramas colaterales de las familias Octavia, Claudia Marcela (una rama de los Claudios Nerones), Antonia, Vipsania (la gens de Agripa), Domicia y Valeria. Asimismo, el hecho de que las uniones matrimoniales endogámicas fueran comunes dentro de esta extensa familia hace enormemente complicada la representación de sus relaciones familiares; de hecho, casi todos los matrimonios habidos en esta dinastía lo fueron entre familiares más o menos cercanos.
AUGUSTO
Fue el primer emperador del Imperio romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C., año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la historia.
Su gobierno se caracterizó por una serie de victorias en el exterior, la mejora de la hacienda, la ampliación y profesionalización del ejército, un esfuerzo por recuperar la tradición religiosa y la moralidad pública, el impulso del comercio y el fomento de la cultura.
TIBERIO
Segundo emperador romano (14-37). Hijo de Livia, la segunda esposa de Octavio Augusto, fue adoptado por éste, que siempre prefirió a su hermanastro, Druso. Hombre de notables aptitudes militares, destacó por su papel en las campañas germánicas, pero, a causa de su carácter arisco y de su desgraciado segundo matrimonio, acabó por enemistarse con Augusto y marchó a un exilio voluntario a Rodas.
CALÍGULA
CLAUDIO
Era un Claudio, aunque también descendía de la familia Julia por parte de su abuela materna Octavia la Menor —hermana de Augusto—, cuya propia abuela materna era Julia, hermana de César. Fue el único que no fue adoptado ni directa ni indirectamente por ningún emperador anterior, ya que fue proclamado emperador por los asesinos de su sobrino Calígula. A pesar de ser un Claudio, al casarse con Agripina, que pertenecía a los Julios, a veces se le acepta como uno.
NERÓN
Emperador romano, último de la dinastía Julio-Claudia (Anzio, Lacio, 37 - Roma, 68). Era hijo del primer matrimonio de la segunda mujer de Claudio, Agripina la Joven y, por tanto, tataranieto de Augusto.
Agripina convenció a Claudio para que adoptara a Nerón en el 51, señalándole como heredero de la diadema imperial (en lugar del que se suponía su propio hijo, Británico, nacido del matrimonio con Mesalina); para fortalecer su posición casó a Nerón con otra hija de Claudio, Octavia, en el 53; y, finalmente, asesinó al emperador en el 54, dejando el camino libre para su hijo. Éste fue proclamado emperador con sólo 17 años por la guardia pretoriana, dirigida por el prefecto Burro.
DINASTÍA JULIO-CLAUDIA
El primer sucesor de Augusto fue Tiberio, un gran general, inteligente y capaz, pero al que las circunstancias habían obligado a ejercer un poder absoluto que repugnaba a su talante aristocrático y a su espíritu conservador. Tiberio despreciaba profundamente la adulación a la que se habían visto reducidos los senadores, y poco a poco su carácter reservado derivó en una profunda misantropía.
Pero el imperio siguió funcionando sin sobresaltos, aunque Tiberio pasó los últimos 10 años de su vida retirado en la isla de Capri, después de haber dejado el gobierno en manos de un ministro, sin querer firmar más órdenes que las que llevaron a la muerte a decenas de senadores, conjurados para deponerle.
Su sucesor, Calígula, se creía un dios en vida, y mandó arrancar las cabezas de todas las estatuas de los dioses de su palacio para colocar la suya. En cierta ocasión, enojado con Neptuno, señor de los mares, le declaró la guerra, y ordenó a sus legiones que lanzaran sus venablos al agua y que como botín recogieran centenares de conchas, que hizo enviar a Roma en preciosos cofres para adornar su triunfo. Tras haberse atraído el odio hasta de sus colaboradores más cercanos, Calígula murió asesinado cuatro años después de iniciar su reinado.
Sin saber muy bien qué hacer, la guardia pretoriana recorrió el palacio imperial en busca de un sucesor, y encontró al tío de Calígula, Claudio, temblando de miedo tras una cortina. Los pretorianos resolvieron al punto convertirle en amo del mundo, y este hombre de cincuenta años, al que todos habían considerado un estúpido, que tartamudeaba al hablar y caminaba cojeando, fue capaz de regir el Imperio con justicia y sabiduría, mejorando sustancialmente el funcionamiento de la administración.
Respecto a su sucesor, Nerón, ha quedado como ejemplo de la depravación a la que puede conducir un poder inconmensurable, cuando se deja en manos de un muchacho vanidoso y cruel.
Y mientras tanto, sin embargo, las provincias eran ricas y prósperas, los caminos y las fronteras seguros, los jueces y los gobernantes eficaces.
Como Calígula, Nerón también murió de modo violento, en el año 68 d.C., cuando fue obligado a quitarse la vida.
DINASTÍA FLAVIA
Por dinastía flavia se conoce una casta de emperadores romanos. Comprendió a tres gobernantes que ocuparon el trono 27 años, lo que hizo de ella la más corta de las dinastías de emperadores romanos (al igual que la de los emperadores ilirios). Los tres pertenecieron a la gens romana de los Flavii.
VESPASIANO
Emperador romano (69-79). Pretor en tiempo de Calígula y militar brillante en Britania durante el reinado de Claudio, su humilde origen hizo que no fuese objeto de represalias por parte de Nerón, quien no veía en él amenaza alguna.
A la muerte de Nerón en el 68, Vespasiano se encontraba en Palestina, reprimiendo una revuelta de los judíos, y fue proclamado emperador por el ejército de Oriente. Dejó entonces parte de su ejército en Judea para que continuara el asedio de Jerusalén, al mando de su hijo Tito, mientras él se apoderaba rápidamente de Egipto, base de abastecimiento de cereales de Roma, con lo cual puso al emperador Vitelio en una situación muy delicada.
Tras la derrota y muerte de Vitelio durante el asalto de Roma por parte de las legiones del Danubio, que se habían puesto del lado de Vespasiano, éste logró ceñirse la corona imperial sin oposición. Como emperador, trató de sanear el gobierno y las finanzas públicas (llegó a gravar con impuestos los urinarios públicos), al tiempo que intentaba aparecer como el restaurador de las antiguas tradiciones.
TITO
Se educó en la corte imperial junto a Británico, el hijo de Claudio. Luego acompañó a su padre, Vespasiano, a Palestina cuando éste fue puesto al mando de las tropas enviadas a reprimir la rebelión de los judíos (66). Estando allí con él, su padre fue proclamado emperador por sus legionarios y partió para hacer reconocer su poder por el Senado (69).
TITO FLAVIO DOMICIANO
Hijo de Vespasiano, a la muerte de su hermano Tito fue proclamado emperador e inició un reinado que ha sido considerado de manera muy negativa por los historiadores.
Persona ruda y autoritaria (se hacía llamar dominus), se enfrentó a la corrupción y trató de solucionar la crisis agraria que afectaba al país. En las fronteras tuvo que hacer frente a las continuas incursiones de Decébalo, rey de los dacios, así como a la presión de los germanos y los sármatas, todo lo cual le forzó a firmar un acuerdo con aquél.
DINASTIA FLAVIA
La muerte de Nerón sin herederos puso fin a la dinastía Julio-Claudia, y sumió a Roma en una guerra civil que se resolvió en menos de un año, con el ascenso del general Vespasiano, que inauguró una nueva dinastía de emperadores: los Flavios. Por primera vez, las legiones estacionadas en las provincias habían sido capaces, por sí solas, de conducir a su general hasta el trono imperial.
Hombre frugal, trabajador y sencillo, Vespasiano fue un gran administrador, dedicado en cuerpo y alma al gobierno del Imperio, y durante su reinado se sanearon las arcas del Estado, que habían quedado exhaustas tras los absurdos derroches de Nerón.
A su muerte le sucedió su hijo Tito, al que los romanos llamaban delicia del género humano, por su carácter afable y en extremo generoso. Durante su corto reinado se inauguró el Coliseo, cuya construcción había sido comenzada por su padre 8 años antes, en uno de los vastos terrenos que ocupaba Nerón en el centro de la ciudad.
Por desgracia, Tito murió dos años después de subir al trono, que fue ocupado por su hermano Domiciano, tan diferente de él como la noche del día.
Parecía que, irremediablemente, el poder corrompía la sangre de sus gobernantes. Las dinastías que comenzaban con tan buenos augurios, acababan degenerando en gobiernos despóticos. Aunque Domiciano fue un emperador apreciado en las provincias por la severidad con la que juzgaba a los gobernadores corruptos, y era casi idolatrado por los legionarios, acabó por hacerse odioso a los romanos por su crueldad, y llegó a ser considerado como un nuevo Nerón.
Tras 16 años de gobierno, Domiciano fue asesinado por un complot palaciego en el que estaba involucrada su propia esposa.
Pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido con Nerón, el Senado supo manejar la situación: en una sola sesión extraordinaria, la asamblea eligió a un emperador de transición, el respetable Nerva, un senador anciano y sin hijos. Este se apresuró a adoptar como heredero y sucesor a Trajano, el mejor general de Roma, ganándose así el apoyo del ejército.
DINASTIA ANTONINA
Fue la casa reinante en el Imperio romano entre los años 96 y 192 (siendo 96 años, y por tanto la dinastía más longeva). También se conoce a sus cinco primeros miembros por el nombre de los Cinco emperadores buenos, nombre propuesto por Maquiavelo y promocionado por el historiador Edward Gibbon, de cuyos principados dijo fueron "la época más feliz de la historia de la humanidad".
NERVA
Emperador romano (96-98). Siendo pretor, frustró la conjura de Pisón contra Nerón (65). Fue proclamado emperador por el Senado tras el asesinato de Domiciano. Su reinado fue un período de pacificación política y social. Reorganizó las finanzas del Imperio e impulsó una ley agraria para distribuir tierras entre los pobres. Cuando los pretorianos empezaron a conspirar contra él (97), adoptó a Marco Ulpio Trajano, gobernador de Germania superior, y le nombró corregente y sucesor.
TRAJANO
Emperador romano. Miembro de una familia de la pujante aristocracia de la Bética, desarrolló una brillante carrera militar a lo largo de los reinados de Domiciano y Nerva. En el año 97, Nerva lo adoptó y lo asoció a la sucesión imperial, con lo que se inició una costumbre que se mantendría durante la época de los Antoninos, por la cual, el emperador designaba un sucesor, a quien adoptaba, entre los aspirantes más cualificados.
ADRIANO
Emperador romano de la dinastía de los Antoninos. Procedente de una familia hispana de Itálica (cerca de Sevilla) que había alcanzado el rango senatorial, quedó huérfano a los ocho años y recibió una esmerada educación bajo la protección del emperador Trajano, que era pariente suyo; su casamiento con una sobrina del emperador y su amistad con la emperatriz Plotina fortalecieron ese vínculo.
ANTONIO PÍO
Sucedió a Adriano, quien, siguiendo la costumbre iniciada por Nerva y continuada por Trajano, lo había adoptado. Accedió al gobierno en plena madurez, y después de haber probado su capacidad en diversos cargos. Su reinado se caracterizó por ser una época de paz y estabilidad en todo el imperio, una verdadera pax romana, sólo trastocada por algunas incursiones de los brigantes, en Britania, que obligaron a construir el Muro de los Antoninos, a unos 100 kilómetros al norte del Muro de Adriano, así como por pequeños enfrentamientos en la Mauritania. Persona modesta y dotado de una gran humanidad, mejoró las finanzas imperiales e impulsó una legislación más favorable para los esclavos. A su muerte le sucedió Marco Aurelio, como disponía el testamento de Adriano.
MARCO AURELIO
Emperador y filósofo romano. Perteneciente a una gens española de Roma, ya de niño llamó la atención del emperador Adriano, quien quedó admirado por su ingenua franqueza y su inteligencia, y ordenó a Antonino Pío que lo adoptara (138), quedándole destinado el imperio.
DINASTÍA ANTONINA
La llegada al trono de Trajano, en el año 98 d.C. inauguró la era más gloriosa del Imperio, el siglo en el que Roma alcanzó su máximo esplendor y desarrollo.
Durante varias generaciones, el Imperio estuvo gobernado por emperadores extraordinariamente capaces. Los reinados de estos hombres fueron largos y prósperos, y cuando morían, la sucesión tenía lugar pacíficamente, cediendo su lugar al más capacitado para ejercer el poder.
Trajano gobernó Roma durante 19 años, su sucesor Adriano 21, Antonino Pío 23 y Marco Aurelio, el emperador filósofo, 19. Parecía que por fin, se había conseguido conjurar definitivamente el fantasma de las guerras civiles, que el Imperio había alcanzado un equilibrio perfecto y que ya nada podría destruirlo.
De hecho, el siglo II es conocido como el siglo de Oro del Imperio Romano. Durante esta centuria se extendió por todas partes una sensación de plenitud y perfección. Se construyeron acueductos, nuevas calzadas y grandes edificios públicos. El Imperio se podía recorrer de punta a punta sin temor a los bandidos y a la prosperidad económica se sumó un extraordinario florecimiento cultural.
Trajano, el gran general, aportó a Roma sus últimas conquistas -la Dacia, Arabia y Mesopotamia- llevando las fronteras hasta su máxima expansión.
Su sucesor, Adriano, juzgó que el Imperio no debía extenderse más, y que era el momento de aumentar la cohesión de sus vastos dominios. Viajero infatigable, recorrió todas sus provincias para mejorar su funcionamiento y asegurar sus fronteras.
A su muerte, comenzó el tranquilo reinado de Antonino Pío, un hombre tan bondadoso y clemente, que parecía no un emperador sino un padre quien estaba al frente del Imperio.
El Imperio, que había alcanzado con Trajano su máxima expansión, comenzará a contraerse a partir de Marco Aurelio. Este príncipe filósofo, amante de la paz, y autor de algunas de las obras más interesantes del pensamiento romano, se vio obligado a combatir sin descanso en la frontera del Danubio. Pero Roma ya no peleaba para conquistar nuevos territorios, sino para defenderse, y a partir de este momento, cada derrota supondría la pérdida de una parte de sus dominios.
Para acabar de empeorar las cosas, un hombre tan sabio como Marco Aurelio se dejó cegar por el afecto a los de su propia sangre, rompiendo el excelente sistema de sucesión que tan bien había funcionado durante todo el siglo. En lugar de elegir al hombre más adecuado para sucederle, entregó el imperio a su hijo Cómodo, a pesar de que éste había dado muestras de una crueldad que el ejercicio del poder sólo podría acentuar.