Un día con Melibea
Una chica acomodada y poco convencional para su época
Nuestro día junto a Melibea transcurre en el interior de sus palacio medieval, en sus inmensas habitaciones, su jardín y su huerto. Por supuesto, también con sus criados, especialmente junto a Lucrecia Al despertar Melibea se cepilla su larga y rubia cabellera, en su habitación cubierta por telas forradas de piel ( para aislar el frío y la humedad). Por la mañana, nos topamos en el huerto con un joven que persigue un halcón. Este le demuestra a Melibea su admiración y amor inmediato pero esta le rechaza con desprecio. El chico se hace llamar Calisto. Y es que Melibea es irónica e inocente a la vez, una mezcla inusual para su época. A lo largo del día Melibea se encuentra algo extraña y le cuenta lo sucedido a Lucrecia y a su padre, Pleberio, con los que tiene gran confianza. Por la tarde una mujer llamada Celestina llega a la residencia de Melibea en su búsqueda. La chica le cuenta lo que le ocurre y la mujer deduce que lo que siente es amor, amor hacia Calisto. Melibea lo niega rotundamente, pero al final acaba aceptándolo. En conclusión, Melibea es una chica de una familia de aristócratas, es muy bella inocente, irónica y está enamorada al mismo tiempo. Algo raro que le da un punto especial a la obra.