ENCUENTRO CON EL CANTAUTOR Y POETA

ANTONIO RAFAEL LÓPEZ

POESÍA, MÚSICA Y VIDA

El pasado jueves, 28 de mayo, nuestro centro y alumnado contó con la presencia de Antonio Rafael López, docente, poeta y cantautor, con el que disfrutamos de la poesía recitada y cantada.



Con anterioridad al encuentro, el alumnado había leído y analizado algunos de sus poemas y canciones y tuvo la oportunidad de preguntarle, entre otras cosas, sobre algunas imágenes poéticas que aparecían en ellas, sobre sus inicios en la canción y su motivación para componer.


El poeta nos habló de su trayectoria poética y músical y nos brindó su poesía de la experiencia y del compromiso. Nos recitó y nos cantó, con acompañamiento de piano y una voz repleta de dulzura, poemas de temática existencial, amorosa y social.


Nos hizo bailar y nos habló, al hilo de las composiciones, de la vida y de sus avatares; de la literatura y de la lucha social.


Gracias, Antonio.

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POEMAS

ME PRESENTO


No me llaméis Antonio si lo hacéis


como quien quiere atar a un hombre libre,


como quien cree que un hombre puede armarse


con tan sólo unas letras. No os sirváis


de mi nombre indefenso si lo hacéis


como quien cree ser dueño de la tierra,


como quien cree que cierra una montaña


con tan sólo una valla. Yo reclamo


el derecho de ser, a ser quien soy,


a que nadie se atreva a reducirme,


a ser todos los nombres que me habitan:


Aquella mujer maya que tejía


un vestido arco iris. Aquél viejo.


Su armónica aún más vieja. Los portales,


las calles tan cansadas de New Orleans.


Mi voz rajando el blues de los criollos,


de aquellos que no tienen más que el blues.


Una silla en el Louvre mientras todos


Van corriendo a forzar a Mona Lisa.


Las alúas que brotan tras la lluvia.


El puente sobre el Bósforo. Manhattan


-no hay niños en las calles de Manhattan-.


La noche bocarriba en el Tikal


Los indios que vigilan Puerto Plata


desde el monte Isabel. Aquel silencio.


Los indios gigantescos que se ocultan


bajo la piel rojiza del Cañón.


Las bicis que dan luz en toda Holanda.


Un hombre arrodillado en la Mezquita.


El ron y la bachata del mulato


cuando se sabe pobre y no le importa.


París que es infinita y yo descalzo.


El otoño incendiado en Massachussets.


Las nubes que coronan los volcanes


en el lago Atitlán. Mis manos llenas


de un puñado de tierra en la Subbética.


Todos ellos soy yo. Éste es mi nombre,


el que os dice que yo soy quien os habla.


Todos ellos crecieron junto a mí


sin que me diera cuenta, agazapados,


esperando su tiempo y ya han venido


como quien vuelve a casa.


Les debo a todos ellos lo que soy,


lo que seré y vendrá, mis nuevos nombres,


mi casa con más sol y esta sonrisa.




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Veintitantos


Delante está de mí la encrucijada:


los dos caminos nítidos, rotundos,


severos como el rostro de dos hombres.


Desde que era muy niño me han contado


historias sobre los dos:


relatos de princesas y dragones


y un héroe que conoce las señales,


el momento preciso y la palabra


que descubre la gruta del tesoro.


Sin embargo aquí estoy, mirando al frente,


inmóvil y callado como el cielo,


solo como este árbol que no sabe


qué camino escoger y se ha parado


a disfrutar del sol del mediodía:


la luz es generosa con sus ramas,


su copa es atalaya hacia la tarde.


Por eso, yo también he decidido


pararme a descansar junto a mis pasos ,


imaginar mi ruta a la alegría,


empezar a escribir este poema.






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Cuando te vas sin ti


Cuando te vas sin ti –así tan sola-,


cargando con el peso de tus ojos,


reclamada tan sólo por la noche


y las telas de araña y los pantanos;


cuando te vas sin ti –y tan cansada-,


con los zapatos crudos de petróleo,


con piedras en los pies, con nuestras manos


colgando como si no fuesen tuyas,


confieso que quisiera detenerte,


abrazarte sin más, tocarte el pelo,


besarlo hundiendo en él toda la cara;


que quisiera apretarte así tan fuerte,


igual que hacía mi madre con el niño


derramado de sol y bicicletas;


que quisiera infundirte mi sonido


-cuando te vas sin ti, así en silencio,


cuando te vas sin ti y tan callada-,


mi corazón también para tu boca,


como un pastel de moras recién hecho.

CANCIONES

Polifemo viendo en el tálamo a Acis y Galatea

Polifemo viendo en el tálamo a Acis con Galatea




Esta noche he soñado que tenía



enredadas tus manos en las mías,



enredado tu cuerpo con mi cuerpo



disputando a las flores ser tu lecho.





Solo soy un gigante con un ojo,



vago por este mundo un poco cojo.



Tú eres entre las ninfas la más bella



del reino de la espuma: Galatea.





Estribillo:



¿Cómo pude pensar que me quería?



¿Cómo pude intentar hacerla mía?



Galatea no es el nombre, es la mujer,



y los dioses la hicieron para él



y a mi me encerraron en Polifemo.





Desde que era muy niño yo he intentado



brindar a Galatea mi cuidado,



pedir a los arroyos que cantaran



para que con su arrullo la acunaran.



Camuflado cuidaba en primavera



que las flores de mayo renacieran



para que si algún día estaba sola



se sintiera la reina de las rosas.





(estribillo)





Y aún sigo entre los versos esperando



a que alguien me mire sin espanto.



Pero nadie se atreve a ver mis ojos



para el mundo yo soy tan solo un monstruo.





(estribillo)






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22400 euros





Dime cuánto vale la vida de un hombre



las noches de agosto al fresco en un bar,



las tardes de marzo cuando el sol es joven



y la primavera empieza a vibrar.





Dime cuánto vale la vida de un hombre,



despertar contigo cada amanecer,



contarle a tu hija un cuento cada noche,



besarla en los ojos y verla crecer,



construir con tus manos tu casa de ensueño,



salir del trabajo y al fin descansar,



sentarte en la puerta junto a tus vecinos



para ver la vida, la vida pasar.





¿Quién sabe qué cable cortar



para detener esta cuenta atrás?





El salario medio de los españoles,



o el sueldo mensual de algún cargo nacional,



10 o 12 vallas de aquellas, las del Plan-E,



un acto cualquiera en campaña electoral,



los euros de sobra que caen de los sobres,



un tercio del coste de un coche oficial…



dime cuánto vale la vida de un hombre,



dime cuánto vale la vida de Fran.