La Pedagogía Waldorf
Comunidad de Aprendizaje, 26 de mayo de 2017
Esta nueva sesión de la Comunidad de Aprendizaje nos reunió para adentrarnos en el mundo de la pedagogía Waldorf que inspira y orienta el acompañamiento educativo que se hace con los niños y niñas en el jardín.
Comenzamos la sesión con una pequeña dinámica de activación y concentración que nos permitió reírnos al mismo tiempo que prepararnos para el trabajo que nos esperaba en la tarde.
Después de la dinámica, los papás y mamás se dividieron en 7 grupos y cada uno/a tuvo la oportunidad de estudiar y analizar un tema o principio básico de la Pedagogía Waldorf. Los temas trabajados fueron:
- Por qué una pedagogía Waldorf.
- Qué es un septenio.
- El despertar del Yo.
- El hacer y la voluntad.
- La imitación.
- Los ritmos.
- Los cuatro sentidos inferiores.
Vayamos uno por uno...
La pedagogía Waldorf
El grupo nos compartía que la Pedagogía Waldorf es una pedagogía centrada en el niño/a, en el respeto a sus etapas evolutivas, y que busca favorecer el despliegue de sus capacidades y sus potencialidades en todos los órdenes para su vida futura. La Pedagogía Waldorf plantea la visión de un hombre tripartito, con cuerpo, alma y espíritu y con tres facultades fundamentales e igualmente importantes: pensar, sentir y voluntad (hacer). En la edad infantil la facultad que prevalece es el hacer y a través del hacer y del imitar lo que otros hacen es que aprenden, por eso es tan importante dejarles hacer a estas edades. Por supuesto, también van a desarrollar las facultades del sentir y pensar, pero mediaremos todo a través del hacer y de un hacer en libertad, donde el niño/a explora, crea y desarrolla su propia iniciativa, dejando rienda suelta a su creatividad y fantasía. El niño va encontrando y desarrollando sus propios talentos y su propio camino.
El primer septenio y sus características
El grupo nos explicó que un septenio son las fases en las que la Pedagogía Waldorf divide el desarrollo del ser humano, en función de los cambios esenciales que se van a producir. En el primer septenio, que es el que se aborda en la educación infantil, la meta es el domino del cuerpo, llegar a conocerlo y a conocerse, dominar el tacto, el equilibrio, el movimiento, la regulación de las necesidades vitales (comer, dormir, …). En este septenio el niño/a va a aprender, sobretodo, a través de observar e imitar lo que sucede a su alrededor y va a ir concretando la conquista de su cuerpo a través del hacer.
El despertar del yo
Este grupo nos contó que cuando el caminar, el lenguaje y el pensamiento convergen comienza una fase muy importante en la vida del niño/a que es "el despertar de yo". Ahora sí el niño o la niña toma conciencia de sí mismo/a, se reconoce como diferente a los demás, y necesita explorar y actuar por sí mismo para ir descubriendo en el camino sus propias ideas, sentimientos y percepciones. Ya no quiere ayuda, quiere hacer las cosas por sí mismo/a y se muestra más irritable si algo o alguien se lo impide. Comienzan a aparecer los conflictos con los padres, y es ahora cuando el niño/a necesita paciencia, cariño, compresión y respeto por esta etapa tan importante del despertar del yo. Con un buen acompañamiento, de límites sabios, ejemplo y cariño poco a poco irá madurando sus comportamientos, su individualidad y dándose cuenta de que no puede hacer todo lo que desea cuando así lo siente, entonces, comenzará a separar el sentir ("lo que yo deseo") de la voluntad ("lo que hay que hacer").
El hacer y la voluntad
El grupo que trabajó este tema nos contó que entre los 0 y los 7 años, el primer septenio, el niño/a aprende a través del hacer, a través de las actividades cotidianas del día a día, de experimentar con los materiales a su alrededor, de interactuar con el entorno libremente, de poner a prueba y desarrollar los movimientos posibles de su cuerpo, de cantar, de jugar, de tomar la iniciativa... Lo hace experimentando día tras día ,y de forma repetida, secuencias de acciones que le van ayudando a ir descubriendo y desarrollando su cuerpo y su ser en el mundo. No es una etapa para aprender de forma intelectual, sentado en una silla y con un lápiz en la mano, todavía no. Es una etapa para aprender a través del hacer y para consolidar ese cuerpo físico que, posteriormente, será la base del aprender intelectual y de una buena salud.
La imitación
Siguiendo la línea planteada en los grupos anteriores del aprender a través del hacer, este grupo expuso que la imitación es la forma más importante de aprendizaje en este primer septenio de la edad infantil. Los niños y niñas aprenderán a hablar, a moverse, a sentarse, a relacionarse con los demás, a vestirse, a colaborar con las actividades cotidianas, etc, y lo harán, sobretodo, imitando a los adultos. Por ello, va a ser determinante el ejemplo a través de las profesoras. Su quehacer de cada día debe inspirar y motivar a los niños y niñas para que estos/as deseen imitarlo; debe reflejar y transmitir valores que sean significativos para el buen desarrollo de la persona y en concreto de los niños/as (respeto, solidaridad, compasión, perseverancia, iniciativa, curiosidad, paciencia, etc). Por supuesto, y hay que tenerlo muy en cuenta, los niños/as también imitarán a sus padres y madres en casa y, por eso, los adultos debemos ser muy conscientes de que los niños/as, y especialmente nuestros hijos/as, aprenden de nosotros/as a través de lo que hacemos y no de lo que les decimos.
Los ritmos
Los ritmos en la organización del día permiten a los niños desarrollar hábitos, comprender las secuencias de las cosas, que hay un antes, un ahora y un después, un principio y un fin de cada actividad, que hay diferentes momentos temporales (días, semanas, meses, años). Sentirse seguros en un entorno que conocen, que no les sorprende inesperadamente y les hace estar permanentemente alertas porque no saben qué sucederá. Los ritmos ayudan a crear un entorno estable que les permite poder dedicar su energía a explorar, relacionarse con sus pares, jugar y aprender. Los ritmos están diseñados para equilibrar su energía pasando de actividades de expansión y liberación hacia el exterior a otras de concentración y contacto consigo mismos. Los ritmos fortalecen la voluntad porque crean hábitos que permiten al niño/a no estar a merced solo de sus emociones y apetencias sino que le facilita el poder regularlas para responder a las demandas de su día y de su vida.
Los 4 sentidos inferiores
El grupo nos comentó que para la Pedagogía Waldorf el ser humano tiene 12 sentidos, y que en el primer septenio de vida se centrará en el desarrollo de 4 sentidos, llamados inferiores, que son: vital, tacto, del equilibrio y del movimiento. Estos sentidos están centrados en el cuerpo del niño/a y es fundamental trabajarlos primero porque sobre ellos se van desarrollar con mayor solidez el resto. El sentido del tacto le permite al niño desarrollar límites, seguridad y autoconfianza. El sentido vital hace referencia a la capacidad de sentir sus estados fisiológicos. El sentido del movimiento propio le va a ayudar a desarrollar autocontrol, autoestima y agilidad mental. Y, por último, el sentido del equilibrio a orientarse en el entorno. Todas las actividades del jardín están diseñadas para que los niños y niñas vayan desarrollando equilibradamente estos 4 sentidos.
Terminamos la sesión con el equipo de la institución respondiendo a una ronda de preguntas, dudas y reflexiones sobre lo expuesto. Cerramos la sesión con nuestro círculo habitual donde la reflexión más repetida fue "aprendizaje", y nos fuimos a compartir nuestro refrigerio.
Por último, los resultados de la evaluación de la sesión nos cuentan que los participantes la valoraron positivamente de la siguiente manera:
En los comentarios de la misma se destacó la importancia e interés de poder conocer los principios de la Pedagogía Waldorf que orientan el trabajo en el jardín y comenzar a comprender mejor el porqué de cada actividad que los niños y niñas realizan en el mismo. Asimismo, se apreció la oportunidad de trabajar y de debatir en grupos y de que se promueva la participación de los papas y mamás. Se dieron algunas orientaciones para hacer más breves y efectivas algunas reflexiones. Y, para terminar, se pidió seguir profundizando en temas que ayuden a conocer mejor el desarrollo de nuestros hijos/as.
I.E María Rovira Olmo
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