La Kora
Breve recorrido entre origen y usos modernos
Origen
La Kora es un instrumento cordófono de cuerda pulsada de origen africano, una mezcla entre harpa y laúd propia del grupo étnico de los Mandinga. No se sabe gran cosa de sus orígenes, situándolos más o menos en torno a los siglos XVI y XVII gracias a las primeras descripciones hechas sobre esta. Se piensa que fue creada en principios colocando más cuerdas a una harpa mandé, formada generalmente de tres a ocho cuerdas. Su utilización tradicional consiste en acompañar el canto de los djeli, cantantes que recuerdan a los bardos de la historia antigua europea. Efectivamente, estos surgieron en un contexto en el que la escritura no estaba presente, siendo necesario algún medio de transmisión oral para asegurar la supervivencia de la cultura. Está profesión ha persistido y los djeli siguen todavía cantando a través de poemas e improvisaciones de temática tradicional o actual. Es interesante ver que algunos griots (djeli) se exponen al mundo y profundizan grandemente la música, expandiendo de cierto modo su profesión. Ejemplos son los de Toumani Diabaté, Ablaye Cissoko, Ballaké Cissoko etc… que son en origen griots pero que han realizado numerosas colaboraciones musicales en el mundo.
Construcción
Cabe destacar su parecido en sonoridad con el de una harpa, siendo la kora más limitada técnicamente debido a la ausencia de flexibilidad tonal (está limitada a unas pocas tonalidades). A pesar de todo es un instrumento en constante evolución, como veremos más adelante. La kora en su forma tradicional está formada de una gran calabaza vacía de unos 50 cm de diámetro, tiene un agujero de unos 10 cm de diámetro en un lateral para aumentar su sonoridad y otros dos (uno arriba y otro abajo) en los que está fijado el mástil. La calabaza está cubierta por una piel en la que se fijan dos mangos para las manos. El mástil mide entre 1,20 y 1,40m y lleva fijados unos anillos de piel en los que se colocan las cuerdas, a partir de un puente colocado en la base de la calabaza. Generalmente consta de un total de 22 cuerdas, aunque en ciertas regiones se llega incluso a 32.
Sonido
Usos modernos de la kora
El primer ejemplo proviene de la abadía de Keur Moussa cerca de la ciudad de Dakar, capital de Senegal. Esta es una abadía benedictina fundada en 1961 cuyo edifico principal fue construido en 1963. Este ejemplo me ha parecido especialmente interesante debido al papel que toma la kora en este monasterio benedictino situado en pleno continente africano. Parte de este interés me lleva a contextualizar la creación del monasterio, su localización, y lo que puede representar la kora en este lugar.
Senegal se convierte en nación independiente en 1960 presidida por Léopold Senghor en cooperación con Mamadou Dia, habiendo previamente sido colonizada desde 1895. Mamadou Dia deseaba romper totalmente con Francia que seguía teniendo un gran rol en la economía de Senegal, entonces el parlamento deposita una moción de censura que Dia intenta evitar por la fuerza sin éxito, siendo encarcelado en 1962. Por otro lado, la iglesia católica desea modernizarse y adaptarse mejor al mundo actual, realiza para ello el concilio Vaticano II en el que se establecen estos objetivos (1962-1965).
En la música realizada en este lugar, la kora tiene generalmente un papel estático y secundario siendo meramente el acompañamiento de los cantos (esto es normal, no se trata de un “rebajamiento” del instrumento puesto que en otras piezas la kora tiene papeles de solista). En este ejemplo, me centraría en tres aspectos, el primero sería un posible uso de la kora representante de una región utilizada como medio de neocolonialismo a través del imperialismo cultural, el segundo sería la evolución de la religión católica y su consecuente adaptación al mundo, y el tercero sería simplemente la propia evolución del instrumento a través de exitosas modificaciones.
Efectivamente, dentro de este contexto de independencia y de crisis política, la creación del monasterio de Keur Moussa puede transmitir la imagen de la voluntad de mantener una influencia occidental en el lugar para suplir al colonialismo y de expandir la religión cristiana por el mundo. La kora es integrada en el monasterio en 1964 por Dominique Catta y es utilizada consecuentemente en el ejercicio de la música litúrgica. Podríamos decir que ha sido utilizada para facilitar el acercamiento entre la iglesia y el pueblo senegalés, facilitando la asimilación de la religión cristiana y haciéndola más familiar. Esto nos lleva a ver que la kora es utilizada como medio de influencia social a la vez que como una prueba de apertura de la iglesia católica. La integración de la kora y la consecuente divergencia de la música litúrgica es también muestra de los objetivos del concilio Vaticano II, que desea adaptar la religión a los tiempos modernos y expandirla. Por otro lado me parece importante resaltar el hecho de que queriendo adaptar la utilización del instrumento a la cultura occidental, le han aportado numerosas modificaciones y lo mantienen en desarrollo. Los monjes de Keur Moussa se han centrado en los mecanismos ligados a la afinación del instrumento y a la creación de una notación para la kora basada en la notación clásica. Empiezan por instalar unas clavijas de violín y de violonchelo para facilitar la afinación y el cambio de cuerdas. Este sistema es más tarde desarrollado y reemplazado por clavijas metálicas de guitarra eléctrica, siendo más cómodas puesto que con la humedad se hinchaban las de madera y resultaba complicado afinar. Realizan también experimentos para lograr un cambio de afinación rápido, similar al utilizado el las harpas celtas. Esto permite cambiar la afinación rápidamente mediante palancas pequeñas. Estos cambios se han hecho manteniendo un interés especial en que un griot tradicional sea capaz de utilizar el instrumento con normalidad. Las koras de Keur Moussa han ganado popularidad, siendo utilizadas por músicos entendidos en el manejo del instrumento.
El segundo ejemplo es el de la cooperación entre Ablaye Cissoko y el trompetista alemán Volker Goetze. Ablaye Cisoko es originario de Senegal nacido en 1970, proveniente de una familia de griots aprende a tocar la kora a los 8 años y se interesa rápidamente por un uso más artístico de esta. Volker Goetze es un músico de jazz originario de Alemania. Esta unión de dos instrumentos muy distintos no tiene realmente precedentes y da como resultado una sonoridad muy interesante.
La kora tiene aquí un papel polivalente que hace que sirva de base (bajo, acordes) y de solista (melodía). Acompaña a la voz y sirve de alfombra armónica para pequeñas improvisaciones de la trompeta. Yo diría aquí que cada músico tiene un objetivo propio (a parte del arte) Cissoko desea exponer de manera eficaz la cultura de los mandé al mundo entero a través de esta “fusión”, ayudando así a su preservación y Goetze busca entenderla mejor puesto que estaba realizando un documental sobre Ablaye y su profesión de griot. En dicho documental se nos comenta que una de las aspiraciones de Ablaye es la de crear una escuela en la que pueda enseñar la música y tradición de su cultura, ejerciendo así como un griot moderno y manteniendo su patrimonio cultural. Esto puede explicar su elección de crear esta mezcla puesto que la presencia de la trompeta facilita por otro lado la escucha de esta música por parte de alguien que no este familiarizado con la cultura africana, expandiendo los “límites” que se le suele atribuir a un estilo al clasificarlo en un compartimento. Por otra parte, este ambiente musical que recuerda al jazz permite a la kora mantener el elemento de “música no escrita” presente en la cultura africana, a través de bases flexibles y de pequeñas improvisaciones. El jazz es muy amplio y permite una flexibilidad espontánea de la música que lo forma. Por otro lado es una palabra que abarca muchas cosas y no tiene porque ser un cajón estanco. Al estilo aquí presente se le atribuye también el nombre de fusión, probablemente porque la Kora y el canto son africanos. Personalmente el nombre de “fusión” no es de mi agrado, uno se pregunta cuándo dejará algo de ser fusión para ser un estilo propio, finalmente todo será fusión o existirán miles de nombres. Lo digo porqué generalmente dos discos clasificados como fusión no suelen tener absolutamente nada que ver. Probablemente me esté adentrando en una temática muy compleja que todavía no entiendo bien. A esta música también se le clasifica cómo música del mundo o World Jazz, estas siendo clasificaciones un tanto generalistas que favorecen el comercio. De todos modos gracias a esta terminología es probable que esta música sea mejor recibida por el gran público contribuyendo a la utilización de la kora más allá de los “límites” inconscientes que se le otorgan. Resultan también muy interesantes otras colaboraciones similares cómo lo son las del korista senegalés Ballaké Cissoko con el el violonchelista francés Vicent Segal en el disco Chamber Music. Este es un ejemplo del mismo tipo que el de Amandé Dionki, siendo más minimalista y centrado en aspectos más melódicos y estructurales.
El último ejemplo que vamos a comentar es el Toumani Diabaté (junto a otros músicos de Mali) con Eliades Ochoa (y otros músicos cubanos), presentes en el disco de Afrocubism, grabado en Madrid. Me he centrado en estos dos músicos puesto que Toumani es muy conocido y ha sido elegido a participar también por su origen; y Eliades por su carrera y su participación en el mítico disco de Buenavista Social Club lo que hace de él un “representante cubano”.
La kora tiene aquí uno de los roles principales, realizando improvisaciones, melodías y acompañamientos diversos. Es interesante comentar que éste fue el proyecto original de Buenavista Social Club en 1997 pero que resulto cancelado por un problema de visas de los músicos malienses. Buenavista tuvo un éxito muy importante gracias a su música además del trabajo de Win Wenders (realizando el documental del mismo nombre). Este éxito atrajo una atención muy importante hacía la música cubana tradicional en ese momento dejada de lado y en deterioro. Producido por el mismo hombre que Buenavista (Nick Gold) Afrocubism no ha tenido tanto éxito pero si una atención importante puesto que la banda ha tocado por todo el mundo. Se conoce además que sus representaciones en vivo tienen bastante “show” incluido ya sea por la vestimenta, el diálogo entre los músicos, con el público, el movimiento etc. Utilizando la kora se ha escogido un instrumento en parte característico de la región y sobre todo se ha escogido a un intérprete pionero en participaciones internacionales, además de ser bastante popular (para facilitar la recepción del disco). Se podría decir que con esta participación han querido potenciar al máximo la exposición de la cultura musical mandé así como se expuso en su día la cubana. A este instrumento tan característico de los mandé se le ha dado pues un protagonismo importante, junto al tres de Eliades Ochoa, ambos realizan improvisaciones, preguntas respuesta y melodías que mantiene un diálogo constante entre las dos vertientes musicales. Es probable que el productor haya querido crear esta mezcla peculiar para fomentar la idea que vende de la llamada “World Music” (estamos hablando del label World Circuit). Juntando a músicos célebres logra exponer más la cultura de ambos lugares en un solo disco permitiendo por ejemplo que la gente se interese más a la música de Malí, a la kora o a la música latinoamericana. Es curioso ver que en los conciertos en vivo los músicos malienses están vestidos de manera tradicional, con largas túnicas coloridas, esto crea un contraste con los músicos cubanos y realza el cruce musical que han querido crear. Se quiere dar una imagen “tradicional” de los músicos. Generalmente los intérpretes de kora africanos siempre están vestidos de manera tradicional, existe entonces un deseo de mantener firmes sus raíces culturales a pesar de innovar musicalmente. Por otro lado es marketing.
A modo de conclusión...
La kora es un instrumento polivalente que está ganando terreno en la escena musical mundial, rompiendo mitos y ayudando a que más gente se interese por la cultura de la que proviene. En un mundo en constante movimiento ha sido también utilizado como medio de influencia utilizándolo en música litúrgica en un ambiente políticamente inestable. Es también un instrumento profundamente relacionado con las regiones de las que proviene siendo más difícil sacarlo de contexto y provocando el mantenimiento de ideas preconcebidas que no ayudan a su expansión cultural. Otros ejemplos serían pertinentes como el Kora Jazz Trio, Ba Cissoko (utilizando de vez en cuando una kora eléctrica, también llamada gravi-kora) u otras colaboraciones de Toumani Diabaté, incluso intérpretes-compositores totalmente ajenos al uso tradicional de la kora como Jacques Burtin.