El prefeudalismo visigodo
Economía y sociedad. el dominio de la nobleza y la Iglesia
©Guadalupe Rodríguez Iglesias
Como aperitivo este vídeo chulísimo...
La ruralización de la economía. El colonato
Como continuación a lo que fue el bajo imperio, la economía se centró en las actividades agrícolas y ganaderas, en un constante proceso de ruralización. El latifundio se consolidó y la villa se convirtió en el epicentro de la vida para la mayoría de la población. Se trataba de una gran propiedad territorial, con una parte explotada directamente por el propietario y trabajada por los siervos, y otra cedida por lotes a los colonos, que la trabajaban a cambio de una serie de obligaciones hacia el domini o señor.
Ante la crisis y decadencia de las ciudades la moneda escaseaba y el autoconsumo se fue generalizando, dando lugar a una economía cerrada y autosuficiente.
Entre los señores de la tierra y sus colonos se establecieron una serie de relaciones de dependencia, materializadas en la encomendación, por la cual un campesino se acoge a la protección del señor de la villa y a cambio trabaja para él y le es fiel. Así se fueron extendiendo los lazos de dependencia y sumisión, que determinarán el gran poder de la nobleza territorial.
Villa romana de la Olmeda. Palencia
Se trata de una de las villas tardorromanas más espectaculares de la Península- Estaba fortificada con cuatro torres y disponía de unas instalaciones de gran superficie.
Planta de la villa romana de la Olmeda. Palencia
Ulises y Aquiles en las isla de Skyros
Una sociedad basada en las relaciones de dependencia
Los reyes otorgaron bienes y tierras a los guerreros que les eran fieles (gardingos), como pago por los servicios prestados y por su fidelidad. Estas tierras terminaron siendo propiedad vitalicia de los gardingos, quienes las convirtieron en hereditarias, gobernando sobre ellas con total independencia, incluso del rey.
Estos gardingos, convertidos en nobleza territorial, se rodearon a su vez de hombres fieles, conocidos como bucelarios. El bucelario obtenía del noble protección y tierras, y a cambio adquiría con él un compromiso de fidelidad y obediencia.
El poder de la Iglesia
Desde la legalización del cristianismo en el Edicto de Milán (313), la Iglesia había cumulado un gran patrimonio territorial y, tras el III Concilio de Toledo (389) en el que Recaredo se convirtió al catolicismo, adquirió también una gran influencia política, especialmente a través de los Concilios de Toledo, asambleas consultivas y legislativas formadas por los magantes del reino, tanto nobles como eclesiásticos. Aunque eran convocadas por los reyes, tenían mucho poder ya que establecieron importantes normas relacionadas con la elección de los reyes o las obligaciones que debían cumplir. Los monarcas eran ungidos por los obispos, como signo de legitimidad de su poder, y en esa ceremonia se selló de alguna manera lo que será conocido históricamente como "alianza del trono y el altar"