CID EL CAMPEADOR
Rodrigo Díaz de Vivar
Cid el Campeador (Rodrigo Díaz de Vivar)
Genealogía
Hijo de Diego Laínez, noblea caballero de la Corte Castellana y de una hija de Rodrigo Alvarez, descendiente por línea paterna de Laín Calvo, uno de los hijos de los dos jueces de Castilla.
CID EL CAMPEADOR
A los 15 años de edad quedó huérfano de padre y se crió en la corte del rey Fernando I junto al hijo del monarca, el príncipe Sancho. Estos crecieron juntos y tuvieron una buena amistad durante 5 años. Se educó en las letras y en las leyes, lecciones que les serviría posteriormente para representar en pleitos al mismo monasterio y también a Alfonso Vl.
En 1058, siendo jóven todavía, entró en el servicio de la corte del rey Fernando I de León como paje del príncipe Sancho, futuro Sancho II de Castilla, formando parte de su séquito. Ahí es cuando aprendió a manejar sus primeras armas y letras. Fue investido caballero con el permiso de Sancho II en el 1060.
Desde el acceso al trono de Castilla de Sancho II, los últimos días del año 1065 hasta la muerte de Sancho en 1072, el Cid gozó del favor del rey.
En el 19 de julio de 1074 se casó con la hija del Conde de Oviedo; la noble Jimena Díaz, Bisnieta de Alfondo V de León, con quien tuvo 3 nietos: Diego y maría: Casada en segundas nupcias con el Conde de Barcelona Ramón berenguer III.
CID EL CAMPEADOR
Como jefe de las tropas reales, participó en la guerra que enfrentó a Sancho II de Castilla con su hermano Alfonso VI de León, quien, derrotado en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072), se vio obligado a buscar refugio en la corte musulmana de Toledo.Sancho II murió en 1072, cuando intentaba tomar Zamora, con lo que Alfonso VI se convirtió en soberano de Castilla y León.
El nuevo monarca no sólo no manifestó resentimiento hacia el Cid, sino que, consciente de la valía de sus servicios, lo honró dándole la mano de su sobrina Jimena (nombrada en el apartado anterior).
No obstante, unos años después, en 1081, una inoportuna expedición a tierras toledanas sin el premiso real, que puso en grave peligro las negociaciones emprendidas por Alfonso VI para obtener la emblemática ciudad de Toledo, provocó su destierro de Castilla y la confiscación de todas sus posesiones.
Acompañado de su mesnada, el Campeador ofreció sus servicios primero a los condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II de Barcelona, pero, al ser rechazado, decidió ayudar a al-Muqtadir, rey de Zaragoza, en la lucha que mantenía con su hermano al-Mundir, rey de Lérida, Tortosa y Denia, quien contaba con el apoyo de los condes de Barcelona y del monarca Sancho I Ramírez de Aragón.
Al servicio de al-Muqtadir, venció en Almenar a Berenguer Ramón II (1082) y cerca de Morella a al-Mundir y el soberano aragonés (1084). Durante este período fue cuando recibió el sobrenombre de Cid, en árabe era sid, que significaba señor.
En 1086, la derrota de Alfonso VI frente a los almorávides en Sagrajas propició la reconciliación del monarca con Rodrigo Díaz, quien recibió importantes dominios en Castilla. De acuerdo con el soberano castellanoleonés, el Cid partió hacia Levante, donde, entre 1087 y 1089, hizo tributarios a los monarcas musulmanes de las taifas de Albarracín y de Alpuente e impidió que la ciudad de Valencia, gobernada por al-Qadir, aliado de los castellanos, cayera en manos de al-Mundir y Berenguer Ramón II.
En 1089, sin embargo, una nueva disensión con Alfonso VI provocó su definitivo destierro de Castilla, acusado de traición por el rey. Rodrigo decidió regresar al oriente peninsular, se convirtió en protector de al-Qadir y derrotó una vez más a Berenguer Ramón II en Tévar (1090).
Muerto su protegido, decidió actuar en interés propio, y en julio de 1093 puso sitio a Valencia, aprovechando el conflicto interno entre partidarios y opuestos a librar la ciudad a los almorávides.
El 15 de junio de 1094, el Cid entró en Valencia y organizó una taifa cristiana que tuvo una vida efímera tras su muerte, acaecida el 10 de julio de 1099. Doña Jimena, su viuda y sucesora, con la ayuda del conde Ramón Berenguer III de Barcelona, casado con su hija María en 1098, consiguió defender la ciudad hasta el año 1101, en que cayó en poder de los almorávides.
FALLECIMIENTO
Durante la Guerra de la Independencia los soldados franceses profanaron su tumba. Los restos fueron recuperados y, en 1842, trasladados a la capilla de la Casa Consistorial de Burgos. Desde 1921 reposan junto con los de su esposa Doña Jimena en un emplazamiento privilegiado de la Catedral de Burgos.